
Disfruten la noche, queridos lectores.
PD: Tengo la sensación de que hablo solo.
De repente, se oyó un zumbido y un impacto, y Spoopy cayó al suelo con un ruido sordo.
- ¡Francotirador! – gritó Perris – Todos al suelo.
Jan se acercó reptando hasta el cuerpo de Spoopy, que había quedado tendido pero a cubierto.
- No es nada, muchachos – dijo el propio Spoopy con gesto de dolor -. No es más que un arañazo en la pierna.
- Mocogon Dios – dijo Jan -. ¿Habéis visto eso? Si le sale cerveza de la herida en vez de sangre. Estoy por pegar un trago.
- Bueno, no nos pongamos nerviosos – dijo Pipe -. Hay que abatir a ese francotirador antes de que nos cace a todos como patitos de feria. Perris, tú que lo has visto, márcanos la posición. Mon_TUX, ya sabes lo que tienes que hacer. Yo te cubro con la Bellock. Que por cierto, menuda morralla de arma, así no hay quien mate. Cuando me saque las 100 muertes la cambio.
Mon_TUX asintió con la cabeza y descolgó el fusil de asalto de la espalda. Llevándolo terciado, se agachó detrás de un cascote, aguardando en silencio.
- El fogonazo del disparo salió de la azotea de aquél edificio, el que tiene el cartel de barbería – dijo Perris.
-Ok… ¡Ahora! – gritó Pipe.
Mon_TUX, aún agachado, salió corriendo sorteándo los obstáculos. Pipe se levantó del parapeto en el que estaba con la Bellock empuñada, y al grito de “Tomad esto, hijos de puta” desató un infierno de fuego e ira con varias granadas incendiarias. Las quimeras retrocedieron entre gruñidos y toses, con una cortina de llamas y humo que les impedía ver bien. El francotirador tampoco debía tenerlo nada claro, así que intentó neutralizar a Pipe. Pero erró el disparó, que sacó polvo de un cascote al lado de su cabeza. Mon_TUX aprovechó para abatir a un par de quimeras con sendos disparísimos en la cabeza, mientras les lanzaba dos granadas. Las explosiones acabaron con alguna que otra criatura más. Y Mon_TUX llegó a la base del edificio, a cubierto del francotirador y el resto de quimeras. Se colgó de nuevo el fusil a la espalda y comenzó a trepar por el lado más ruinoso del edificio. El silencio y la precisión de los movimientos resultarían letales. Al fin ganó la azotea y se acercó al francotirador por la espalda con el sigilo de un gato. La pobre quimera andaba con el zoom del fusil de precisión clase Sniper puesto, intentado hacer blanco sobre alguno de los compañeros. El cultazó en la nuca fue seguido de un sonido de huesos rotos, y la quimera cayo seca con un grito de dolor y de sorpresa. El fusil sniper se precipitó al vacío.
- Desde aquí no veo una mierda – dijo Pipe pulsando el botón del comunicador -. Mon, informe de la situación.
- Francotirador abatido – dijo una voz femenina -. Por cierto, no soy Mon, soy Silvia. Mon está en el ordenador, endemoniado con que tiene un ataque de no se qué en el Kernel del linux.
- Pffff – dijo Perris -. Ya me parecía a mí una operación de ejecución muy profesional para un casual.
La granada cayo en parábola por encima de un desvencijado muro, justo en medio
- A tomar por culo de aquí.
La granada estalló y las agujas perforadoras se clavaron inocuamente en los cascotes que sembraban el percal. Pipe se colocó las bragas rojas llenas de grasa en la cabeza a modo de pañuelo y metió una toña en el cascanueces.
- Ahora veréis, hijos de puta.
Se asomó por encima de los escombros y apuntó su fusil hacia la oscuridad que el amanecer difuminaba lentamente. Varios pares de ojos rojos se volvieron hacia él.
- A ver… Decid PA-TA-TA… que sale el pajarito.
El cascanueces situado bajo el fusil propulsó la toña seguida de una estela de humo. Atravesó el pecho de la primera quimera, que cayó inerte con un sonido regurgitante y blasfemo, yendo a parar entre otras dos. La explosión las hizo volar por los aires hasta que sus cuerpos cayeron muertos en una posición extraña.
- Ya llevo tres – dijo Pipe escondiéndose para meter otra toña en el cañón.
- Asesino hijo de mil padres – dijo Jan -. Para qué te liberaríamos del penal donde estabas cumpliendo condena.
Se oyó un siseo y una espiral de humo se acercó a velocidad vertiginosa. De repente una explosión levantó polvo y escombros del suelo, haciendo que todos se pusiesen cuerpo a tierra entre toses.
- Putos paquetes del lanzacohetes – dijo Pipe -. Siempre con esa mierda, si es que sin eso no saben jugar. Fusil contra fusil siempre me los killo. ¿A qué nivel decís que lo dan? Estoy hasta los cojones de ir
- Te he dicho trescientas veces que a nivel 14, puto pesado – dijo Perris -. Jodido xboxer pasivo, observa.
Haciendo a un lado la chusta del porro que colgaba entre sus labios, el perraco abrió la mochila y sacó de dentro un reluciente tubo de aluminio, del estilo de los viejos Panzerscherck. Apuntó con cuidado y abrió fuego. Ahora el siseo y la espiral de humo salieron del lado de los héroes. Una tremenda explosión convirtió las oscuridad en luz, y varios trozos de quimera ensangrentados se desparramaron por doquier como una lluvia carmesí. Otra quimera cayó seca con un cascote clavado en la sien, y su cuerpo temblaba en la penumbra.
- Ja, ja, ja… ¿Habéis visto eso mai fren? – dijo Jan -. ¡Tiene jodidos espasmos post-mortem!