jueves, 28 de septiembre de 2006

Las reglas del club

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La primera regla del Club del Rol es: Nadie habla sobre el Club del Rol

La Segunda regla del Club del Rol es: ningun miembro del club del Rol hablara sobre el club del Rol.

La tercera regla es: la partida termina cuando el master lo dice, Braky nos echa de casa o Jan se mama.

La cuarta: Solo dos dados a la vez.

La quinta: Solo una partida por semana.

Sexta: Sin priba y sin porros.

Septima: Cada sesión dura lo que tiene que durar.

Octava: Si esta es tu primera partida en El Club del Rol... entonces ¿qué carajo haces aquí?.



Lo sé porque lo sabe Tyler

jueves, 14 de septiembre de 2006

El capitán Txema Barbado

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Ferrol, Galicia

Mayo, año de nuestro señor de 1815

Jan Veracruz serpenteaba con paso vivo entre las callejuelas de Ferrol en dirección al puerto. La noche y una espesa niebla hacían el ambiente frío y peligroso. Por eso iba embozado, y bajo la larga y raída capa ocultaba un cutlass (que era como llamaban esos perros casacas rojas a los sables de marinería) y un juego de pistolas cargadas y listas para abrir fuego. En cada esquina se cernían amenazadoras sombras, que bien podían ser peligros imaginarios. O bien no. Por eso los ojos de Jan escudriñaban la noche como los de un gato. Atento a cualquier señal de alerta. Ladrones o milicia, ningún encuentro era conveniente. La brisa se tornó fresca y el aroma del mar se intensificó. A la vuelta de la esquina estaba su objetivo...

A Ñocla da Ría era, casi con toda seguridad, la taberna más sucia del puerto de Ferrol. Y Jan lo sabía. Por eso cruzó el portón de madera con estoicismo ante la bocanada de aire rancio que le golpeó el rostro como una bofetada. Dentro había una extraña luminosidad procedente de los fanales y el fuego de la chimenea. El ambiente estaba cargado del humo de guisos de pescado y un hedor como a pelo de animal. En una esquina, un grupo de músicos tocaba una vieja tonada celta conocida como Trollhammaren. Jan se adentró, apartando de su camino a borrachos y rameras, hasta la esquina menos iluminada del local. Allí, sentado en una mesa y con las botas descansando sobre la misma, se hallaba un hombre barbudo de rostro enjuto. Vestía al típico estilo de los marineros, con la empuñadura de un sable pendiendo ominosamente del cinturón. En la mesa se contaban siete jarras de cerveza vacías y su mano sostenía la octava.

- ¿Sois vos el señor Txema Barbado? – dijo Jan alzando la voz solo lo justo para que no le oyera nadie más.

- Pudiera ser... – dijo el marinero tocándose la nariz con la mano libre -. ¿Quién le busca?

- Alguien a quien le han dicho que el Birraquarius es el navío más veloz del Atlántico.

El barbudo marino le invitó con un gesto a sentarse a su lado.

- Así se llama mi barco. ¿Qué deseáis de mí?

- El contrato de vuestros servicios. Se trataría de un viaje a Méjico con escala en las Antillas.


- Mmmmm. Suena interesante.¿Cuál sería la carga?

- Solo pasajeros... Yo, un erudito profesor y ninguna pregunta a contestar.

- Vaya... ¿Algún problema con los casacas rojas?

- Ninguno. Sencillamente deseamos la máxima tranquilidad. Aunque el contacto con los buques británicos sería ciertamente... embarazoso.

El capitán Txema Barbado dio un largo trago a la cerveza sin apartar la mirada de Jan.

- Eso son 700 reales por barba –musitó meditabundo.

-¿Qué? ¿1.400 reales? – exclamó Jan -. ¿Has perdido el jucio?

- Esas aguas infestadas de ingleses y corsarios son muy peligrosas... Es lo que hay. Lo tomas o lo dejas.

La sonrisa del capitán Txema Barbado se abrió malicionsamente

Continuará...

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Historia

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Desde que se publicó mi autobiografía en 2005 (de la cual aprovecho para reseñar, fue traducida a varios idiomas y vendió 17 millones de ejemplares en todo el mundo) de todos es sabido el poco cariño que, desde siempre, les he profesado a los ingleses. Sin embargo, hay uno de ellos por el que históricamente he sentido una gran admiración. Se trata del almirante Horacio Nelson. Excelente marino, soldado disciplinado, grandísimo estratega y arrogante hijo de puta. Como buen inglés. Lo de invencible lo aparcaremos de momento. Se pasó por el forro de los cojones todos los manuales de estrategia naval en Trafalgar. El inútil de Villeneuve (el monsieur comandante en jefe de la escuadra hispanofrancesa) dispuso sus naves en línea perpendicular a las británicas, en una formación que según los cánones de estrategia naval venía siendo infalible. Y encima virando en el último momento hacia Cádiz, como pretendiendo huir si se torcía el asunto. Dejando, tras una maniobra que ya era complicada de por sí (sin apenas viento y con una tripulación en la que la mayoría de los hombres no había visto un barco en su puta vida), más huecos entre nuestras naves que en los calzoncillos de Jan. Y así, con unos cojones como los del caballo del Cid, Nelson dispuso sus naves en dos columnas y aprovechando el barlovento se lanzó contra la armada hispanofrancesa para rebasarla y poder partirla en dos, atacándola también desde la retaguardia. Entenderán que se metió de lleno bajo un intensísimo fuego de artillería sin poder responder hasta el último momento. Y sin despeinarse. Contaba con que el estado de la mar y la inexperiencia de los marinos españoles harían fallar muchísimos de los pepinazos. Ya dije, arrogante hijo de puta. Pero tuvo razón. Nos partió en dos y fue destruyendo las naves aliadas una a una rodeándolas con varias de las suyas y aprovechando la mayor cadencia de fuego de la artillería británica. Sin embargo, ésta fue su última hazaña. Como ya retraté con más pena que gloria en el ultimo episodio de las aventuras de Jan, un soldado francés le partió la madre de un plomazo y ahí se acabó Nelson. De vuelta a Gibraltar con el cadáver metido en un barril de alcohol. Y en todos los documentos que he leído así se testimonia. Salvo en este: http://www.webmar.com/web/trafalgar/4t_batalla.php. Donde se dice que el soldado que mató a Nelson era vizcaíno. Claro. Supongo que esto lo habrá escrito un vasco. Ya me estoy imaginando al mítico Patxi de los chistes de vascos relatando la Historia como un Herodoto moderno:

“¡Ay va la hostia Patxi! Me cago en Dios. ¿Cómo que el que mató a Nelson era francés? Mis cojones francés, joder. Si era del mismo Bilbao. De la ría del Nervión. Igual que el Alejandro Magno ese, el que conquistó Persia y llegó a la India. Si en realidad se llamaba Andoni Alejandroetxea. Alejandro Magno era el mote, porque después de talar árboles a hostia limpia con la mano abierta se lavaba con jabón de ese de Magno. El que es negro. Vale que nació en Macedonia, pero eso es porque ya sabéis que los de Bilbao nacemos donde nos sale de los cojones. Pero era de Barakaldo, como Javi Clemente. Y usaban las mismas tácticas. Antes de la batalla le metía un manguerazo de riego al campo y patapún parriba las falanges macedonias. ¡Ay va la hostia! Infalible. Y eso de falanges macedonias otro error. Eran Ertzaintzas joder. No hay más que fijarse en los dibujos de la jarra de vino esta. Mira, llevan txapela, pasamontañas, la zeta y la porra. Que no me sabéis interpretar los grabaos antiguos joder.”

Huelga decir que esto es una ñocla hecha desde el cariño a los vascos, que nos tratan de puta madre cada vez que vamos por allí y lo pasamos como enanos...

lunes, 11 de septiembre de 2006

Esta noche he tenido un sueño...

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... y como el de Martin Luther King, es un sueño de justicia y libertad. Aunque un sueño bastante más hijoputa y retorcido. Verán. El escenario era una fría pero soleada mañana de octubre en la Puerta del Sol de Madrid. Una ligera brisa arrastraba las caducas hojas de los árboles, dando ocres pinceladas al pavimento aquí y allá. Y en medio de la plaza, silenciosas y solemnes, se alzaban cuatro guillotinas. Réplica exacta de aquellas que utilizaron los enfants de la patrie en su pequeña revuelta. Y perfectamente operativas. Coño, ya nos iba tocando a nosotros hacer una buena revolución en condiciones. Montones de ciudadanos se iban agolpando para ver el espectáculo con cucuruchos de papel repletos de humeantes castañas asadas. Así, una hilera de revolucionarios (he de añadir que revolucionarios sin líder. Porque desgraciadamente los de verdad suelen tenerlos. Y en no pocas ocasiones éstos han sido unos hijos de la grandísima puta) conducía a nuestros bravos senadores, diputados, concejales, alcaldes y un largo etcétera de personalidades políticas hacia su ominoso destino. Como paso previo los hacían desfilar ante un montón de cajas de madera, instándoles a depositar en ellas sus enseres personales. “Vamos señorías, no me sean tacaños. Que se acerca la navidad. Dejen en las cajas las llaves del BMW, del Mercedes, las bolsitas de perico, las tarjetas de crédito... Sí, señor ministro, no me mire así. La de la cuenta en Suiza también. Y usted, deje ese Rolex de oro y sus zapatos Martinelli. ¿Me decía antes que era su señoría de izquierdas? ¿O era de derechas? Pues menos mal que me lo dijo. Se me antojan todos ustedes iguales. Por eso van a acabar todos de la misma forma. Venga, fuera esos zapatos.”

De este modo iban subiendo a la palestra y agachando la rabadilla para introducir la cabeza en la guillotina. Entonces el verdugo (que no era un encapuchado gordo, sudoroso y peludo, sino una hermosa modelo que dejó su carrera de actriz para poder acceder al puesto; entiéndanme, hacía falta alguien no vinculado a la política, cosa imposible en el mundo del cine español) soltaba cuerda y zaaaaaaaang, tchac, plof, cabeza al cesto. “Hoy le ha quedado muy apurado el afeitado a su señoría. Hoy sí que está guapo.” Lo mejor eran los comentarios de los asistentes. “Ese ya dejó de especular definitivamente”, “Otro menos a cobrar comisiones”, etc. Muy jocosos ellos, atiborrándose de castañas.

Lástima que el sueño acabase justo ahí. No sé como terminaría la cosa, en qué se convertiría el cotarro o quienes llevarían las riendas del mismo. Los despertadores siempre te joden los sueños antes del final. Pero me la suda. A mí la satisfacción de haber visto la casquería no me la quita nadie. Es lo que hay.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Jan Veracruz, infante de marina

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Selva Lacandona, Méjico

Septiembre, año de nuestro señor de 1815

Jan caminaba penosamente, jadeando en un aire viciado de humedad y calor. A golpe de machete se iba abriendo paso entre la enmarañada vegetación, compuesta de raras plantas coronadas por caobas y cedros rojos. En alguna parte aulló una manada de monos que huía hacia la espesura. El cielo estaba encapotado y amenazaba tormenta de nuevo.

- ¡Cristo Bendito! – murmuró Jan aplastando de un manotazo un mosquito en su cuello -. Nunca había visto nada como esto. Y mira que he visto mierda en mi vida.

Jan Veracruz había servido en el cuerpo de Batallones de Infantería de Marina de Su Majestad el Rey de España. No resultaba raro imaginar que, en efecto, había visto mucha mierda. Como la defensa de Ferrol de 1800 donde, con un tres puentes (el London de 98 cañones), cuatro dos puentes, cinco fragatas, varios menores y un convoy de transportes, esos arrogantes ingleses – hijos de perra – se las habían hecho pasar putas. Expediciones, lo llamaban. Aunque la palabra correcta podría ser Saqueos. Pero en aquella ocasión les salió el tiro por la culata a los casacas rojas. Y a los que la lucían verde, el 95º regimiento de fusileros británicos, que peleaba por primera vez en su historia. Y bien estrenados quedaron, los hijoputas, huyendo con el rabo entre las piernas.

Pero de todos los tinglados en los que se vio envuelto, el favorito de Jan fue el de Trafalgar. Peleó con un batallón de marines a bordo del Redoutable, navío francés de 74 cañones mandado por el capitán de Lucas; un tío con los huevos bien puestos en su sitio. El infierno parecía un salón de té comparado con aquello. Andanadas de cañonazos por todas partes, el crujir de las tablas al astillarse y quebrar, el chapoteo de velámenes, palos y hombres cayendo al agua, los gritos de agonía de los heridos... Jan se hallaba en cubierta protegido tras la borda, asomando para dispararles plomazos a los navíos británicos más próximos tan a menudo como el tiempo de recarga del fusil se lo permitía. Acres nubes de pólvora y humo se incrustaban en sus pulmones y arrancaban lágrimas de sus ojos. Jan no era ni mucho menos un soldado cabal. Con mirada sangrienta se batía despiadadamente, matando más ingleses que la peste con el grito de “¡Al infierno, perros casacones! ¡Vivaspaña!”. Por encima del griterío se alzó la voz del capitán dando una orden y en cubierta redoblaron los tambores. El Redoutable viró y fue a cortarle el paso al Victory, buque insignia británico, que navegaba a barlovento. Jan se asomó y detuvo su furia por unos segundos, admirando la mole que se les venía encima. Un tres puentes repletito de cañones, tripulado por expertos marinos y capitaneado por el mismísimo Nelson. El invencible hijoputa. El choque no se hizo esperar y las andanadas de cañonazos resonaban hasta en el mismísimo infierno. El Redoutable pronto se vio desarbolado y con severos daños en el casco, pero a de Lucas ni se le pasaba por la cabeza arriar bandera. “Pegjos inglesés” murmuraba en el puente mirando por el catalejo “Nos están metiendo la libegjté y la egalité poj el culó... Intensificad el fuego, cojones, ¡que no se diga!”. Y una nueva andanada de cañonazos brotó del Redoutable, astillando por todas partes al Victory y dejándolo también hecho unos zorros. Jan asomó la cabeza y vio cómo una de las balas de cañón partía limpiamente el palo de la cangreja del buque insignia inglés, que cayó al agua con gran estrépito. Pronunció entonces la frase que pasaría a la Historia “¡Me cago en mi vieja! ¡La cangreja!”. Y en estas que en el puente del Victory acertó a ver a un hombre tuerto y manco, con más condecoraciones en la casacona que el coronel de la canción. “¡Pero si es el hijoputa de Nelson!” pensó Jan. “No te muevas de ahí, rey, que te voy a poner otra medalla”. Apuntando cuidadosamente con el fusil, Jan soltó una descarga precedida del clásico estampido y fogonazo.

- ¡Esa para ti, Horacio, de parte de uno del Bierzo!.

El plomo entró por el hombro de Nelson y perforó su pulmón, alojándose la bala en la columna vertebral. El almirante cayó seco sangrando profusamente mientras Jan prorrumpía en vítores.

- ¡Espero no haberte jodido la hora del té, milord. ¡Jajajajajaja!

Pero no hubo mucho tiempo para celebrar nada. Ni motivos. La armada hispanofrancesa fue derrotada y el Redoutable se hundió debido a las numerosas vías de agua. Jan fue rescatado del mar por los marineros del Victory y llevado a una prisión en Gribraltar. Tras unos meses de penosa estancia logró escapar y volver a la vieja España. Pero el tenaz soldado no las tenía todas consigo. El alto mando de la marina aliada, furioso por la derrota y a la busca y captura de cabezas de turco, no se creyó su versión de haber sido hecho prisionero. Se le formó consejo de guerra y fue declarado desertor. Acusado de alta traición, se ordenó su fusilamiento. Pero de nuevo consiguió escapar y desde entonces sobrevive como mercenario. De aquello hace ya diez largos años...

- ¡Cristo bendito! – repitió Jan mientras un relámpago cruzaba el cielo -. Aquí va otra vez...

Una cortina de agua comenzó a caer con furia, haciendo doblarse la vegetación. Su raída y vieja casaca azul de infante de marina, que aún conservaba, se caló hasta que el agua comenzó a empapar su piel.

- ¡Esta selva mejicana es mil veces peor que los perros ingleses! ¡Que el demonio se me lleve! Profesor... ¿Por qué te dejaste atrapar? ¡Joder!

A lo lejos comenzaron a hacerse audibles unos extraños y ancestrales cánticos...

Continuará...

N. del A.: Esto es una ficción. Como tal, el autor se ha tomado ciertas licencias históricas. Aclaramos aquí que ningún batallón de infantería de la marina española peleó a bordo del Redoutable. Del mismo modo, Jan no mató a Nelson. Fue el disparo de un marino francés cuyo nombre sigue siendo un misterio...

viernes, 1 de septiembre de 2006

versus

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Años hacia, que no ponia nada, teneis que disculparme, estaba ocupado buscando la respuesta a una de las preguntas fundamentales de la vida:
¿Quien puede más? ¿spiderman o los X-men?


X-Men Vs. Spiderman - video powered by Metacafe

no, es verdad, no queda claro quien gana, en compensación os dejo este interesante documento:


Darth Vader vs. Japanese Police - video powered by Metacafe

si no os ha gustado, esto seguro que si(prince of persia estas acabado):


Heavenly Sword (PS3) Trailer - video powered by Metacafe